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8 de agosto de 2015

En el techo del mundo: Tayikistán

Si a Turkmenistán lo identificamos con desierto, a Uzbekistán con sus míticas ciudades como Samarcanda, Bujara o Khiva y a Kazajstán con la estepa, Tayikistán (como Kirguistán, desde donde os escribimos) es sinónimo de montaña y, entre ellas, sobre todo, los Pamires.

La ruta de los Pamires constituye una de las cuatro rutas asiáticas que todo cicloturista quiere recorrer. Desgraciadamente, tres de ellas (la del Tibet entre Kashgar y Lhasa, la de la Amistad entre Lhasa y Kathmandú y la del Karakorum entre Kashgar e Islamabad) nos las están poniendo cada vez más difíciles a los viajeros independientes debido a los visados, obligatoriedad de escoltas o guías y otras estúpidas cuestiones administrativas y de supuesta seguridad. En fin, paciencia. Por suerte, aunque Tayikistán exige visado y permisos, éstos se pueden conseguir sin problemas.

Avenidas arboladas, trolebuses y grandes edificios soviéticos
El mismo día que cruzamos la frontera desde Uzbekistán llegamos a Dushanbe (o Dusambé, en castellano), la capital de Tayikistán. Una ciudad un poco extraña, con el centro con amplias avenidas arboladas y grandes edificios (aunque de pocas plantas, por temor a los terremotos), todo bastante soviético, y con zonas que parecen pueblecitos cuando sales de las avenidas. Nos alojamos en casa de Vero, una cicloturista francesa que ha vivido en medio mundo y cuyo jardín se llena regularmente de tiendas de campaña de cicloturistas de todas partes. Un magnífico oasis en mitad de la ciudad, amenizado por su hijo Gabriel y un loro capaz de hacer los más extraordinarios sonidos, incluyendo sonoras y contagiosas carcajadas tras desearte los buenos días en perfecto francés. Genial.

Fotos del "presi" por todo el país
Tayikistán era la República más pobre y atrasada de la antigua URSS. Es el único país de Asia Central que no tiene lengua y cultura de la familia turca, sino persa. Los iranís tuvieron influencia árabe, mientras que los tayikos tuvieron influencia rusa, pero una francesa de origen iraní nos confirmó que con un poco de esfuerzo consigue hacerse entender en Tayikistán en farsi. Mantienen muchos lazos con Afganistán -también de origen y cultura persas- y algunos hacen causa común con los mujaidines afganos. Por sus cientos de kilómetros de porosa frontera -el muy caudaloso río Panj, por cuya orilla pedaleamos durante muchos kilómetros, separa Tayikistán y Afganistán a veces por menos de 20 o 30 metros- entra buena parte de las drogas que después transitarán hacia Rusia y Occidente. Se estima que este tráfico de
Colegios, contención del río, canales de regadío, centros médicos,...
narcóticos supone el 50% del PIB tayiko. Desde luego, los 4x4 negros de superlujo con música rapera a todo volumen que hemos visto en algunos pueblos supuestamente agrícolas a pocos metros de Afganistán, no han sido financiados vendiendo esos albaricoques que los niños nos vendían a 5 Somanis (unos 0,75€) el cubo.

Además del narcotráfico y del turismo, una buena parte de la economía depende de ayuda extranjera (se ven infinidad de ONG y proyectos de desarrollo financiados por otros países y fundaciones) y del millón de tayikos (de un total de unos 5 millones de habitantes) que han emigrado y cuyos envíos suponen aproximadamente el 50% del PIB oficial. Éstos son en su mayoría varones que trabajan en la construcción en Rusia y a los que no les habrá venido
La construcción de la presa a tope
muy bien la devaluación del rublo. Tal vez para consolarse de sus cuitas financieras acostumbran a tener una esposa en Rusia..., además de la que han dejado en casa.

Aluminio y algodón son sus principales exportaciones, pero en el futuro, una vez que terminen la enorme presa de Rogun allá por el 2020 o más tarde, Tayikistán será un importante productor y exportador de energía hidroeléctrica. Mientras tanto, su capital Dusambé sufre cortes de luz en invierno que duran varios días, nada agradable cuando estás a -20°C y tu calefacción es eléctrica...

¿Que por aquí se va a los Pamires? ¿Y unos 500kms para el inicio? :|
Y de Dusambé hacia los Pamires. Ya en el camino de aproximación todo es superlativo, inmenso, enorme, rápidamente te quedas sin adjetivos para describirlo. Las montañas son verticales, con nieve en sus cumbres, los ríos muy caudalosos, el azul del cielo es intenso...., y la carretera, un desastre.

Aunque, claro, habrá que ser comprensivo, porque la carretera de marras va por unos sitios... La carretera, oficialmente llamada por el aburrido nombre de M41 y que discurre por una de las ramas de la ruta de la seda, fue parcialmente construida en el s.XIX (durante las disputas entre británicos y rusos por esa zona del mundo, lo que se ha venido a denominar el "Great Game"), y durante la década de 1930. Es conocida, entre otras cosas, por tener el segundo puerto más alto del mundo, con 4.655m. (Parece que el primero es el Khardung La, cerca de Leh, en India, con 5.602m).

La bajada del primer puerto camino de los Pamires por la ruta norte
Entre Dusambé y Kalai Khum elegimos la ruta norte, más difícil pero más espectacular y con tráfico prácticamente inexistente. Como entrante tuvimos que ascender un puerto de 3.255m y después descender 35km por un camino de piedras intransitable, que a más de uno le ha dejado la bici maltrecha. No tan maltrecha como se hubiera quedado de haberse salido del camino en alguna zona: como recuerdo de la reciente guerra civil, algunas pocas parcelas todavía están siendo desminadas, actividad dirigida por una ONG noruega.

Esos 35km de bajada te llevan directamente a Kalai Khum y al río Panj, frontera con Afganistán, río que ya no dejaremos durante unos 500km. Estamos a finales de junio, primeros de julio y el río va cargado de agua del deshielo, formando rápidos casi ininterrumpidos durante cientos de kilómetros.

Los camiones de la M41
A partir de Kalai Khum el tráfico aumenta (unos pocos vehículos cada hora, no os creáis), con taxis todo-terreno que van como locos, y con enormes camiones chinos. Éstos, en una suerte de nueva ruta de la seda, transportan todo tipo de productos desde Kashgar en China hasta Dusambé en un trayecto que les lleva cuatro o cinco días de carretera estrecha llena de polvo y baches. Es un espectáculo verlos maniobrar cuando se cruzan dos o más de estos monstruos junto a los precipicios de este estrecho camino... y un tanto pavoroso cuando tú, mísero ciclista, estás junto a ambos. Glups. En el sentido contrario, Dusambé-Kashgar, van de vacío y vuelan.

Nos vamos encontrando con otros viajeros, ya sea en bici, moto o todo terreno, aunque menos de lo que pensábamos. En su mayoría europeos, pero también nos encontramos a algún motero australiano y a un buen número de ciclistas coreanos.

Pueblos afganos al otro lado de la orilla.
El tener a Afganistán al otro lado del río le da a la ruta un aliciente especial. Los pueblos afganos se suceden, generalmente situados en pequeños oasis verdes al pie de las enormes y agrestes montañas. Podemos ver sus casas de adobe, sus normalmente pequeñas huertas de subsistencia, cómo se desplazan en burro o en moto por caminos imposiblemente tallados en la montaña, cómo se bañan los niños en el río (cuando la corriente lo permite), lo tapadas que van ellas, aunque apenas se ven burkas (en ambos lados de la frontera la población es mayoritariamente ismailita, una corriente musulmán chií más relajada que la que impera en otras zonas de Afganistán). Muchas veces nos saludamos, aunque obviamente no entendemos lo que nos dicen.

En el lado tayiko del río todos, absolutamente todos los niños así como bastantes adultos, nos saludan. Los niños son como ametralladoras, capaces de decir "Hello!" diez veces seguidas sin
Te saludan, y te piden que les hagas una foto!! Un gusto.
respirar, a lo que sigue los consabidos "where are you from"  y "what's your name". Iba a pedir que por favor les enseñaran más frases en inglés para que haya más variedad..., pero tal vez sea mejor así.

Tras nueve días llegamos a Khorog, la capital de los Pamires. Aquí abandonamos la carretera "principal" para recorrer el valle o el corredor de Wakhan. Al salir de Khorog el paisaje se relaja un poco, el río se abre y las montañas, cuando menos las más cercanas, son menos verticales. Pero enseguida podemos ver la imponente cordillera de Hindu Kush, que hace de frontera entre Afganistán y Pakistán, con sus grandiosos montes nevados. Junto al río en algunos lugares vemos rebaños de camellos que nos miran largamente.

Y nos acercamos por el corredor Wakhan a nuestro primer puerto de 4000m.
Avanzamos muuuuy poco a poco hacia el este. La carretera se convierte en camino y éste en un pedregal cada vez en peor estado, con el firme, por llamarlo de alguna manera, del tipo "corrugado africano", esto es, esas ondas continuas que se forman en el camino, a poca distancia entre ellas y que te hacen botar todo el rato y se te caen hasta los empastes, no puedes coger velocidad, las cuestas arriba son imposibles por las piedras sueltas que hay y las cuestas abajo son un calvario porque parece que todo -la bici y tú- se va a descoyuntar. Para colmo de males, hay tramos de arena que, con 50 kg del ala entre la burra y el equipaje, no es ya que sea imposible pedalear sobre ellos, sino que cuesta hasta arrastrarla.

Subimos y subimos. Difícil mantener la respiración constante a esas alturas!
Además, subes, subes y subes. Los puertos se suceden: 3.522m, 4.344m, 4.137m, 4.655m, 4.280m. Como la "Quebrantahuesos" o el "Soplao", pero con unos caminos espantosos y unas alforjas que pesan un quintal. Es en esta zona donde se encuentran las cordilleras de Hindu Kush, Karakorum y Pamir y a la que llaman "el techo del mundo", nombre que yo, ignorante de mí, pensaba que estaba reservado para los Himalayas. Sea como sea, se lo merecen. Los Pamires crecen unos 6cm al año (el subcontinente indio sigue empujando hacia el norte y de ahí los terremotos que hay por estos lares), pero la parte del sudeste todavía crece más rápidamente y, con el paso del tiempo, las montañas han frenado los monzones, creando en la meseta Pamir un desierto de montaña, un paisaje lunar o, más bien, marciano, pues tiene mucha piedra y arena rojizas. Así que a partir de Langar no hay poblaciones prácticamente hasta Murgab y eso implica llevar comida para 4-6 días.

Complicado cocinar arroz a 4.000m... eterno y no se terminaba de hacer...
La gente es ya mayoritariamente kirguiza, con rasgos mongoloides, ojos achinados, caras tostadas por el intenso sol de la alta meseta. Los sombreros de los hombres son muy curiosos. Recuerda bastante al Tibet. También el idioma cambia...., o eso dicen, que yo soy incapaz de distinguirlos. Por cambiar, cambian hasta la hora, ajustándola de manera no oficial a la de Kirguistán, una hora más, así que siempre conviene especificar si la hora de, por ejemplo, el desayuno, si sigue la hora de Dusambé o la de Bishkek, no vaya uno a levantarse una hora antes...

Llegando a Murgab
Tras un par de noches en Murgab (un curioso pueblo a unos 3.600m de altura) y encontrarnos o reencontrarnos con otros viajeros, seguimos hacia el norte. Pasado Alichur, a 4.000m de altura, los mosquitos no se han enterado de que no deberían existir a esta altura y en algunos tramos del camino atacan sin piedad, a cualquier hora del día, lo que nos obliga a ir tapados completamente. Por suerte no son los únicos bichos de la zona: por todo el camino (lo que creo que son) marmotas nos saludan con un sonido muy característico...., o probablemente avisan a sus compañeras de que andamos por ahí. Vemos también alguna liebre y pajarillos varios. La famosa oveja Marco Polo brilla por su ausencia, algo lógico pues las pocas que quedan los lugareños las cazan. Bueno, y también cazadores occidentales ricachones, que según he leído pagan hasta 30.000$ por pegarles un tiro a estos animales. Nunca entenderé a los cazadores.

¿Por qué tantos ciclistas querrán venir a pedalear a 4.000m por tierras tan yermas?
A pocos metros a nuestra derecha nos acompaña una verja sin fin que se supone que marca la frontera con China. Parece un gasto exagerado y poco eficiente, pero ellos sabrán. O no.

La llegada al lago de Karakul
Llegamos al precioso lago salado de Karakul, rodeado de grandes montañas nevadas. Le vaticino un gran futuro como centro de mochileros con interés por el windsurf de "altura". De hecho ya se celebraron unas regatas en sus aguas hace un par de años...

Seguimos pedaleando hacia el norte, en nuestro último día en Tayikistán. El viento arrecia en dirección contraria, como si no quisiera que nos fuéramos. Seguimos por encima de los 4.000m y los últimos puertos, junto con este viento, nos lo ponen difícil. Llegamos como podemos a la frontera de Tayikistán. Frontera con fama de corrupta, pero a nosotros nos dejan en paz. Entre ésta y la de Kirguistán hay 20 kilómetros de tierra de nadie, donde decidimos acampar. No siendo de nadie, pensamos, estaremos tranquilos.

¿Pamires a mí? Ventilados de un salto.
Lo vivido durante estas semanas en Tayikistán no ha sido ninguna aventura, claramente. Este camino lo recorren muchos viajeros cada año y lo peor que te puede pasar en él es que se te rompa la bici..., o la clavícula como a una viajera francesa.

Pero el pedalear por esta inmensidad, rodeados por unas imponentes montañas, acompañados por caudalosísimos ríos, en un paisaje agreste y solitario, junto a las fronteras afgana y china, encontrándote con gentes como salidas del libro de viajes de Marco Polo..., no sé, uno no  puede dejar de sonreír y sentirse un poco aventurero.

Un abrazo
En bicis híbridas, de monte, en motos, en 4x4, en 2 caballos... todo vale para recorrer los Pamires. En las fotos, de izquierda a derecha y de arriba a abajo: 3 polacos buscando las alternativas duras, que para eso iban con amortiguación. En casa de Vero con Heike (worldbybike.blogsport.de) a quien conocimos en Samarcanda, super Miguel de Madrid (www.hittheroadcat.com), el inglés Will y el esloveno Marko. Lilian y Guido en motos de Amsterdam a Nueva Zelanda (www.thereisnotry.nl). Olivier en su sexto año de vuelta al mundo con su bici y parapente (www.enrouteavecaile.com). Unos rusos en 4x4 muy majetes. Tres coreanos con Fred el holandés. Los franceses de "le tete dans le guidon" en FB. El francés Roman que hablaba perfecto español. Reencuentro con el alemán Simon y el austriaco Nico, todavía con los efectos del vodka de la noche anterior. A Nico le veremos de nuevo pedaleando en Kirguistán con su aita. Otra pareja de coreanos que nos pasaron mucha información útil. El viajero suizo Daniel, que en mitad de su viaje con mochila se había comprado una moto. Y más suizos, estos en un dos caballos!
Plagadita estaba la carretera
Acercamiento a los Pamires
El mismo día. ¿Cómo nos vamos a aburrir de pedalear?
El río se ensancha y nosotros también...
Puente sobre el río Panj
Cruzando riachuelos
Tuvimos suerte que no nos pilló ninguna de las tormentas cuando pedaleábamos sobre esta tierra, que se vuelve muy resbaladiza. Todavía "acercándonos".
Laghman. Un plato muy común en Asia Central y con muchas variaciones. Es básicamente una sopa de fideos con carne, y en este caso, patatas y garbanzos. Excelente para ciclistas, tiene de todo.
Sorpresa: lago de aguas limpias y frescas para pegarnos un chapuzón y quitarnos el polvo del camino
Empezábamos a ver nieve. Qué nervios. Sabíamos que a ciclistas una semana por delante les había caído encima
Vacaciones y verano, sinónimo de niños en bicicleta todo el día en la calle. Especialmente por estos pueblos.
Tuvimos que refugiarnos de la lluvia y nos los pasamos genial con estos dos. El de la derecha se empeñó en enseñarnos tayiko y la verdad es que tenía madera de profe!
Empezaba a llover nuevamente y encontramos el txoko perfecto para la tienda
No pudimos con el primer puerto en un día, y tuvimos que acampar en la mitad del mismo. Ni tan mal.
Superando el primer puerto
La bajada la hicimos con Monique (blog.khushomaded.fr), una cicloturista francesa de 52 años que viajaba sola después de que su compañera se hubiera partido la clavícula en una caída bajando. No creáis que por eso le daba más al freno.
Al otro lado del río Afganistán, con sus mujeres cubiertas, sus burros y motocicletas. Horribles carreteras para poco más.
Seguimos dándole a la sandía. Es una fruta que viaja muy bien por estas carreteras y se consigue en muchos sitios.
Unos los pescan, y otros se los comen. Los fríen refritos y convierten las espinas en masticables.
La carretera en el lado afgano no estaba mucho mejor.
Una señora mayor tayika encaramada a un árbol recogiendo las últimas cerezas. No eran gran cosa para comerlas frescas, pero fabrican mermeladas caseras muy ricas que hemos disfrutado alojados en sus casas. De cerezas, ciruelas y albaricoques.
Hasta Hugo parece pequeñito al lado de estas montañotas
Acampados a la orilla del río. En el lado tayiko por supuesto ;)
Te saludaban, te sonreían, intercambiabas lo clásico (de dónde eres, a dónde vas, cuánto cuesta tu bici, etc), te pedían una foto, y cuando sacabas la cámara... siempre serios! Decían ser "brothers"... no sé yo si realmente sabía el significado de la palabra "brother" :)
Y qué os parece que estuvieran algunos tramos plagaditos de lavanda? Un placer pedalear entre esos perfumes.
El país de los colores. Y todavía no estábamos en los Pamires.
Cenando en lo que llaman una "tea table". En varias ocasiones nos hemos alojado en lo que llaman "homestays", que son básicamente casas con alguna habitación extra donde por unos diez dólares por cabeza cenas, duermes y desayunas. Eso nos ha dado la oportunidad de ver el interior de sus casas, siempre decoradas profusamente con alfombras en suelo y paredes, y siempre más dignas de lo que parecen por fuera (al menos la parte que nosotros veíamos). Y de una manera u otra, siempre había alguna forma de "ducharse", aunque fuera de un depósito rellenado cubo a cubo y calentado por el sol.
Entrando en el corredor Wakhan. En la foto no se aprecia bien, pero hay una isla en el río donde los sábados se celebra un mercado con tayikos de un lado y afganos del otro. Llegamos en domingo. :(
Traje típico: camisola larga y pantalones confeccionados con la misma tela.
Paisaje afgano más árido
Los últimos kilómetros por el corredor Wakhan antes de comenzar a subir el puerto
Últimos kilómetros que se hicieron eternos por la cantidad de arena que encontrábamos
Hugo no os ha contado nada de ello, pero por aquí la rama del Islam chií que prima es la ismailí, muy relajada con la vestimenta de las mujeres, y con devoción a cabezas de ibex a las que les ponen ofrendas al paso. Su jefe espiritual es el Aga Khan, quien instituyó una organización filantrópica que participa en la mayoría de los proyectos de desarrollo de la zona.
Valle Wakhan, con vistas espectaculares a la cordillera del Hindu Kush. Y al otro lado? Pakistán. Qué cerca está todo ya.
Ganado en los márgenes fértiles del río, y como no, niños por pastores.
Provisiones para cuatro días donde sabíamos no encontraríamos poblaciones: pasta a granel chernobil, arroz, copos de avena, cebollas, frutos secos, especie de nocilla muy difícil de conseguir, pescado enlatado, pan y chocolatinas. 
Comienza nuestro primer puerto de más de cuatro mil metros
Bajando el puerto
Bajando? Momentos de nerviosismo cuando ya está anocheciendo, perseguimos perder altura para dormir mejor, y no tenemos claro que la carretera, llena de corrugado y dura con los brazos a última hora del día, vaya cuesta abajo.
En Tayikistán hemos acampado más que en ningún otro país hasta la fecha. Y en algunos sitios inolvidables. En la foto, campamento a cuatro mil de altura al lado de un lago. Complicado dormir a esa altura la primera noche, con lo que pudimos disfrutar del increíble cielo nocturno, estrellas y vía láctea incluidos. Todo está limpio a esa altura.
Subidón al alcanzar la carretera M41, que sabíamos seguiría asfaltada prácticamente hasta la frontera con Kirguistán.
Los primeros yaks que veíamos, en el pueblo de Alichur
Caras ya más "mongolas" a partir de Alichur
Sin prisas por llegar a Murgab
Sin ninguna prisa
Fantásticos sombreros de fieltro que llevan los kirguizos. Kirguiza era la mayoría de la población de Murgab.
Los niños además de saludar se entretienen haciéndonos barricadas. Y ellos también llevan el gorro!
Calles de Murgab
Pamires... otro sueño cumplido
¿Os he dicho que acampamos en sitios fantásticos?
Afortunadamente llevamos altímetro y estábamos advertidos, porque curiosamente, la señal del puerto y sus 4.655m, está por duplicado a 6kms antes y después de la cima (para así poder sacar la foto sin que te tiemble tanto el pulso?)
Bajando ya el puerto. La verdad es que lo subimos frescos por la mañana y no se nos hizo tan duro como esperábamos.
"La" valla de separación con China. Kilómetros y kilómetros.
Y el último día se nos complicó con vientos huracanados, pero no perdíamos la sonrisa, qué lugar
Camino a Kirguistán
El viento obligaba a parar más, y en las paradas la cámara se dispara sola
¿Os podéis creer que me encontré un fósil de concha a unos 4.000m de altura en un lugar tan tan tan alejado del mar?

13 comentarios :

  1. Lo de la aventura debe de ser como la sal, que te vas acostumbrando y al final siempre quieres más, todo te parece un puntito soso. Montañas, puertos, desiertos, solos en la inmensidad, a cuatro días de una población, lenguas milenarias, otras razas, otras costumbres...con bego siempre a tu lado ;-)... en fin si eso no es aventura con mayúsculas yo ya no sé qué lo es.
    Esta entrega me ha dejado sin aliento, de verdad. montones de love a los dos xxx.

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    1. Sin aliento nos hemos quedado nosotros... Ahora días de descanso en Bishkek, que nos viene una buena en el norte de India...

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  2. Saludos, "monstruos"! Hoy, extrañado de no recibir replicas a mis ingeniosos comentarios, me he dado cuenta que en las últimas entradas no se han publicado mis comentarios. Lo vuelvo a intentar!
    Os sigo con mucho interes, este mes de vacaciones! Besos y abrazos. IRZ

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    1. Torpe! :-) Te llamé ayer para comentar las últimas noticias, lo intentaré nuevamente. Abrazo

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  3. Estoy de acuerdo con Elsa (un beso, de paso, Elsa). Todo depende de la definición de "aventura", pero para no perdernos en discusiones terminológicas, digamos que esta última parte del viaje ha sido... realmente intensa! :-) Increíbles las fotos, chicos. Y el trayecto! Me imagino el baño en el lago, Hugo... Y ciertamente curioso el fósil de concha. Seguís (mas o menos) directos a Srinagar? Abrazos. Iñigo

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    1. Intenso indeed... Y supongo que lo que tenemos por delante también lo será. Este sábado volaremos a Delhi y de ahí a Srinagar, para empaparnos de los Himalayas indios... Sigues en LA? Abrazo

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  4. Hey, que te conocí en Nako en septiembre .. Estaba buscando en tu blog. Super! Voy a disfrutar de la lectura. Espero que la vida es buena, feliz ciclismo!
    Mike (seasurfdirt.com)

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    1. Hi! Qué bien saber de ti! Y en español! :-) Nosotros seguimos por India, ahora en Rishikesh, con planes de salir mañana hacia Nepal. A ver si nos cruzamos en el futuro en algún camino...
      Abrazo

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    2. Super! Disfrútate de Nepal! No estoy muy confiado en español, que aprendí en América del Sur, pero 5 años sin la práctica ...
      Viajes felices. Espero volver a reunirse.

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  5. Buen dia.
    Me gustaría saber un poco mas del trolebús, como por ejemplo en que condiciones se encuentra, que tarifa maneja, solo es urbano, solo esta en la capital.
    Cambien me gustaría saber un poco mas de la movilidad de la capital, como por ejemplo que tan congestionadas son las vias, que medidas utilizan para mantener el control de eso.

    Si me ayudaran con esa información les agradeciera mucho.

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    1. Hola Sergio! Aunque somos muy fans del transporte público, moviéndonos como lo hacemos en bici prácticamente nunca hacemos uso del mismo. Pero viniendo del mundo ferroviario, más de una vez cae en las entradas del blog alguna foto relacionada, y me imagino que es así como has aterrizado por aquí. Tampoco estamos tiempo suficiente en los lugares como para tener capacidad de valorar temas tan complejos. Con esto, el trolebús solo lo vimos en Dushanbe, que desconocemos la razón pero estaba semidesierta los dos días que pasamos allí. Es un medio de transporte que está en declive y que realiza menos del 2% de los desplazamientos.
      Puedes leer más sobre el tema aquí: http://www.ppmc-transport.org/supporting-sustainable-transport-management-in-dushanbe-tajikstan/

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